El infradiagnóstico en el Dolor Neuropático Periférico (DNP), la necesidad de identificarlo de manera temprana y la importancia del abordaje multidisciplinar son algunas de las cuestiones que se han abordado en la Mesa ‘Abordaje Multidisciplinar del Dolor Neuropático Periférico’, que ha tenido lugar recientemente en el marco del IV Congreso de la Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor (SEMDOR), con la colaboración de Grünenthal.
El DNP es una “urgencia médica”, por lo que debe tratarse cuanto antes. El Dr. Enrique del Cojo, anestesiólogo en la Unidad de Dolor del Hospital Quirón Salud (Extremadura), ha calificado así esta patología que se basa en el dolor provocado por una enfermedad o lesión del sistema nervioso somatosensorial periférico. En este sentido, el facultativo ha destacado la necesidad de un diagnóstico precoz para implementar el tratamiento con celeridad y, además, que este tratamiento a ser posible sea poco invasivo al principio y evitar también la polimedicación si es posible, “ya que, aunque el paciente no tenga comorbilidades, la tolerabilidad al tratamiento oral del DNP es difícil en general y el tratamiento intervencionista debe plantearse en última instancia”.
Por su parte, la Dra. María Ara Bermejo, médico de la Unidad de Dolor del Hospital Universitario y Politécnico de La Fe (Valencia), ha apuntado que el Dolor Neuropático Periférico afecta, en gran medida, a la funcionalidad y la calidad de vida de las personas. Además, el perfil del paciente es diverso, ya que existen muchas causas de esta patología. Las lesiones de los nervios periféricos pueden deberse a traumatismos, atrapamientos nerviosos, enfermedades sistémicas (procesos reumáticos, autoinmunes, paraneoplásicos, infecciosos, tóxico-metabólicos, etc.) e incluso a tratamientos médico-quirúrgicos. Los especialistas han destacado también que, aunque existen amplias familias farmacológicas, los tratamientos no están exentos de efectos adversos: “En los pacientes con cáncer, la neurotoxicidad de la quimioterapia puede ser la causa de la reducción de la dosis y de la finalización del tratamiento, comprometiendo la eficacia terapéutica e incluso la supervivencia”, ha destacado la Dra. Bermejo.
En este sentido, el Dr. del Cojo ha incidido también en que, junto a la necesidad de evitar el infradiagnóstico y desplegar estrategias para implementar un diagnóstico precoz, conseguir que los tratamientos tarden menos tiempo en hacer efecto es otro de los desafíos de los profesionales sanitarios en el abordaje de esta patología. Además, algunos de los tratamientos más recurrentes son bastante invasivos como las infiltraciones, la radiofrecuencia, la neuroestimulación, etc., pero se emplean como primera opción para evitar la polimedicación del paciente, sobre todo, en el caso del paciente frágil, anciano o previamente polimedicado. En palabras del especialista, como alternativa en estos pacientes polimedicados existe también el tratamiento tópico, como es el parche de capsaicina 179mg. “Este tratamiento es uno de los menos invasivos, es efectivo, bien tolerado e incluso es de interés reflejar que en los estudios realizados en paciente diabético afecto de polineuropatía diabética dolorosa, se plantea una posibilidad bastante plausible en su capacidad de regenerar la transmisión nerviosa periférica en estos pacientes, lo que ayudaría, teóricamente, a reducir las complicaciones serias que produce esta patología, en concreto dentro del contexto del pie diabético”.
La importancia del abordaje multidisciplinar
Por su parte, la Dra. María Lia Nattero, endocrinóloga del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, ha subrayado que los especialistas en Endocrinología y Nutrición desempeñan un papel esencial el manejo integral de la Polineuropatía Diabética Dolorosa (PNDD) tanto en la prevención y detección temprana como en el abordaje de sus manifestaciones clínicas: “Su participación es vital en el despistaje sistemático de la neuropatía diabética, ya que esta complicación, con frecuencia infradiagnosticada en sus fases iniciales, representa un riesgo elevado de progresión hacia formas dolorosas e incapacitantes”. Además, el endocrinólogo actúa directamente sobre los factores de riesgo modificables de progresión, especialmente en el control de la glucemia, la dislipidemia y la presión arterial.
En palabras de la Dra. Nattero, uno de los principales retos en el diagnóstico de la Polineuropatía Diabética Dolorosa es la detección temprana, ya que los primeros síntomas pueden ser sutiles y subestimados tanto por los pacientes como por los clínicos, lo que retrasa su pronóstico.
La especialista incide en la importancia del abordaje multidisciplinar para optimizar tanto el diagnóstico como el tratamiento: “Este enfoque permite una vigilancia más exhaustiva de los efectos secundarios de los tratamientos y el ajuste de las estrategias terapéuticas, contribuyendo a un manejo más seguro y eficaz. Por ello, no solo mejora los resultados clínicos, sino que también optimiza la adherencia y la satisfacción del paciente”.
Por último, en el marco de la Mesa, se ha resaltado también que la Polineuropatía Diabética Dolorosa representa una de las complicaciones más incapacitantes y de difícil manejo en la diabetes mellitus con un gran impacto en la calidad de vida del paciente a nivel físico y psicológico. “Algunos estudios evidencian que esta patología se relaciona con una menor adherencia a los regímenes de insulina y a los hábitos de control glucémico, lo que provoca hiperglucemia y agravamiento de la neuropatía”, ha finalizado la endocrinóloga.