Según datos del informe ‘Utilización de medicamentos opioides en España’, elaborado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), el consumo de fármacos analgésicos opioides con receta España se elevó en 2021 hasta las 21,1 dosis diarias por cada 1.000 habitantes, lo que supone un incremento de más del 100% respecto a 2010 (9,9 dosis), año a partir del cual se inició una escalada a la que, de momento, no se le adivina el final.
Aunque estos datos aún están lejos del nivel de alarma desatado en países como Estados Unidos, expertos españoles en Patología Dual han querido destacar el riesgo de adicción por un consumo inadecuado de estos fármacos al que se exponen, de forma especial, las mujeres. No en vano, según el documento ‘Dolor crónico: consecuencias en la salud de las mujeres’, elaborado por el Instituto Andaluz de la Mujer, en España se estima que el dolor crónico afecta a un 24% de las mujeres frente a apenas el 10% de los hombres.
“La principal indicación de estos fármacos es el dolor crónico y éste se da más en mujeres. A más consumo, más riesgo de consumo perjudicial y, por ende, más riesgo de adicción”, ha asegurado la doctora María del Mar Sánchez Fernández, de la Unidad de Conductas Adictivas del Servicio de Psiquiatría del Hospital General Universitario de Ciudad Real, que ha destacado la necesidad de “alzar la voz” en la relación opioides-mujeres ya que la prescripción de estos fármacos es mayor entre ellas. “Es necesaria una atención específica a las mujeres”, ha reclamado la experta en el marco de las XVI Jornadas de Género y Patología Dual, organizadas por la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) y la Fundación Patología Dual con la colaboración de Servicio de Salud de Catilla la Mancha (SESCAM), que bajo el lema ‘Opioides sintéticos’ han reunido hoy en el Hospital General Universitario de Ciudad Real a más de 200 psiquiatras, psicólogos y profesionales sanitarios vinculados al ámbito de la salud mental.
Sánchez Fernández ha resaltado también el riesgo de que la adicción a los opioides ocurra en paralelo a otro trastorno de salud mental, lo que se conoce en el argot médico como la patología dual. “Tanto la literatura científica como la experiencia nos señalan que el consumo perjudicial de estos fármacos se asocia a otros trastornos mentales como la depresión, los trastornos por ansiedad, el trastorno límite de la personalidad o los trastornos afectivos”, ha enumerado la coordinadora de las jornadas, que ha pedido tener en cuenta dos factores: Por un lado, que no se puede tener salud física si no se tiene salud mental (y viceversa). Por otro, que separar las bases físicas de las psicológicas en el dolor es imposible; de la misma manera en que es imposible identificar si es el dolor físico el que desencadena el dolor emocional o a la inversa.
“Las pacientes con trastornos afectivos y dolor crónico presentan una mayor intensidad del dolor y una mayor interferencia de este dolor con las actividades de la vida diaria. Estas pacientes suelen recibir tratamiento con analgésicos opioides más frecuentemente y a dosis más altas que los pacientes sin psicopatología, lo que les puede llevar a desarrollar Trastornos por el uso de estos fármacos”, ha asegurado la psicóloga, que ha resaltado la importancia de que este dato sea tenido en cuenta por todos los prescriptores que, en su opinión, deberían considerar que la demanda por parte de las pacientes de una subida de la dosis de opiáceos puede “no deberse tanto al dolor físico como a su malestar emocional”.
La vocal por Castilla la Mancha de la Sociedad Española de Patología Dual, por último, ha destacado la necesidad de que las pacientes con perfil de abuso de fármacos opioides reciban un tratamiento integral que aborde tanto el dolor como los problemas de salud mental. “En muchas ocasiones estas pacientes van de consulta en consulta, todo el mundo les prescribe opioides, pero nadie las trata de una forma integral ni existe una continuidad asistencial en su tratamiento”, ha concluido.