En nuestro país, más allá de las grandes ciudades y los centros médicos avanzados, se encuentran comunidades que dependen casi exclusivamente de los médicos rurales. “Estos profesionales, con su dedicación y compromiso, se han convertido en los verdaderos guardianes de la salud en las regiones más remotas, caracterizadas por su dispersión geográfica y envejecimiento poblacional. En territorios donde el acceso a servicios es complicado, los médicos rurales representan la primera y, a menudo, la única línea de defensa contra enfermedades y emergencias médicas. Su presencia asegura que todos, sin importar su ubicación geográfica, puedan recibir atención médica de calidad. Esta equidad es esencial para construir un sistema de salud inclusivo y justo”, según ha asegurado en A Coruña el doctor Keith Albert Foo, responsable del Grupo de Trabajo de Medicina rural de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), durante su congreso nacional.
El también presidente de la Sociedad Gallega de Médicos Generales y de Familia (SEMG Galicia), acompañado de la doctora Pilar Rodríguez Ledo, presidenta nacional de SEMG, han informado que durante el 30º Congreso Nacional de Médicos Generales y de Familia, que se celebra del 13 al 15 de junio en A Coruña, se hará un homenaje al médico rural, una figura cuya labor y dedicación son imprescindibles para nuestro país. “Reconocer y homenajear al médico rural es una manera de agradecerles su entrega incondicional y poner de manifiesto su contribución a la salud y al bienestar de tantas comunidades y que sin ellos muchas personas no tendrían acceso a una atención médica digna y de calidad”, según el doctor Foo.
Estos profesionales que, en ocasiones, son el “único eslabón entre salud y enfermedad”, se enfrentan a innumerables desafíos logísticos, geográficos y a menudo climáticos, demostrando “una fortaleza y compromiso que va más allá de lo común”. El médico rural se convierte en un “amigo, confidente y conoce a cada paciente por su nombre, sus historias y contextos sociales. Su trabajo es un acto diario de empatía y dedicación”, en palabras del doctor Keith Albert Foo, labor que conoce sobradamente ya que él mismo ejerce como médico rural en Galicia.
Vocación y responsabilidad
Los médicos rurales “encarnan el espíritu de la medicina en su forma más pura: la de servir y cuidar, sin importar las circunstancias. En cada visita, en cada consulta y en cada intervención, ponen de manifiesto el verdadero significado de ser médico. Su trabajo es un testimonio de vocación y de su profundo sentido de responsabilidad hacia los demás. Pero la medicina rural es, ante todo, una manifestación del derecho fundamental a la salud”, según la presidenta de SEMG, Pilar Rodríguez Ledo, quien informó de las actividades que se van a llevar a cabo en el congreso nacional de A Coruña para reconocer su importante labor.
Destaca la organización de una mesa titulada ‘Habilidades de Vanguardia en la Medicina Rural: Navegando por los desafíos del Siglo XXI’ que se centrará en discutir las innovaciones y estrategias que los médicos rurales están adoptando para enfrentar las dificultades actuales. En ella, se abordarán temas como el uso de tecnologías emergentes, la telemedicina, la gestión de recursos limitados y la importancia de la formación continua.
Durante el congreso también se procederá a la entrega de la III Beca Rural Asomega SEMG, un reconocimiento que busca apoyar a los médicos rurales en su desarrollo profesional, trabajos de investigación y de intervención comunitaria en áreas rurales, y que este año ha recaído en manos de los doctores Marta Calvo Seoane y José Manuel Lage Parente. Además, los congresistas podrán visitar la exposición del Museo del Médico Rural de Maceda, que permitirá a los asistentes conocer de cerca la historia y evolución de la medicina rural en nuestro país. Esta muestra instalada en Palexco incluye una colección de instrumentos médicos, documentos históricos y fotografías que ilustran el arduo camino recorrido por estos profesionales.
Desafíos de la medicina rural
A pesar de que la medicina rural es la “columna vertebral que sostiene las áreas más vulnerables” ya que, sin estos profesionales, “muchas comunidades quedarían desamparadas, expuestas a riesgos innecesarios y con un acceso reducido a servicios esenciales, en ocasiones trabajan en condiciones adversas, con recursos limitados y en aislamiento profesional”, según ha denunciado el doctor Foo.
Además, en España la medicina rural se enfrenta a un desafío significativo debido a la inminente jubilación de una gran parte de su personal. “Actualmente, se estima que hay entre 11.000 y 15.000 médicos rurales en el país. Sin embargo, aproximadamente 4.500 de ellos se jubilarán en los próximos cinco años, lo que representa casi un tercio del total”, según el responsable de Grupo de Medicina Rural de SEMG. Otros retos a los que se enfrenta la Medicina de Familia en el ámbito rural, son el importante envejecimiento poblacional y la gran dispersión geográfica, la percepción de aislamiento profesional y formativo, la escasa incorporación de nuevas tecnologías en los centros de salud rural, el poco reconocimiento y mejora de las condiciones laborales acompañada de incentivos económicos y, el mayor escollo, la falta de relevo generacional.
Cómo mejorar su situación
En cuanto a las medidas que se deberían tomar desde la Administración sanitaria para incentivar que los médicos quieran trabajar en el medio rural, la doctora Pilar Rodríguez Ledo, señaló que uno de los pasos importantes es proporcionar incentivos económicos atractivos. “Es esencial que los centros de salud rurales estén bien equipados y cuenten con los recursos necesarios para proporcionar atención de calidad. Invertir en la modernización de estos centros, asegurando que dispongan de tecnología médica avanzada y de suficiente personal de apoyo. Se debe fomentar el uso de estas tecnologías, proporcionando la infraestructura necesaria y capacitación adecuada para su implementación”.
Del mismo modo, según la presidenta de la SEMG, la Administración sanitaria debe garantizar que los médicos rurales tengan acceso regular a programas de actualización y especialización, incluyendo oportunidades para asistir a congresos y cursos. “Esto no solo mejora sus habilidades, sino que también reduce la sensación de aislamiento profesional. Mejorar la conciliación entre la vida laboral y personal, así como garantizar la estabilidad laboral a largo plazo, puede ser un factor decisivo para la permanencia en un centro de salud y rural”. También sería esencial reivindicar el prestigio y conciencia sobre la importancia de la medicina rural, por ejemplo, mediante campañas educativas y de sensibilización que podrían ayudar a cambiar la percepción, destacando las satisfacciones únicas de trabajar en este entorno.
Sin incentivos por su labor
Y es que, según un sondeo elaborado por la Vocalía de Médicos de Atención Primaria Rural del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) bajo el título ‘Estudio de Medicina y el médico rural en la actualidad’, el 90% de los médicos no percibe incentivo alguno por su trabajo rural y el 88% de los médicos rurales corre con los gastos de su desplazamiento, sin recibir partida presupuestaria para ello. Esto incluye tanto del cuidado de sus vehículos, de los seguros de accidentes en tiempo “in itinere” y del kilometraje o consumo en combustible.
Además, un 60% de los médicos se trasladan a diario a sus puestos de trabajo para desempeñar su labor. El 45% de los encuestados realiza más de 50 kilómetros para acudir a diario a sus poblaciones de trabajo, el 25% realiza más de 100 kilómetros al día y hasta un 5% que recorre más de 200 kilómetros, con el consiguiente desgaste personal, pérdidas económicas y riesgo de accidentes.
Otros datos que revela esta encuesta del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos es que la edad media se sitúa superando los 50 años, casi un tercio de ellos de más de 60 años, por lo que se jubilarán en los próximos 5 años, otro tercio está entre los 50 y 60 años y sólo un 14% son menores de 40 años. La mayor parte de los profesionales que contestaron trabajaban en Castilla-La Mancha, Castilla y León y Aragón, regiones muy ruralizadas.