La terapia asistida con animales se consolida como herramienta de apoyo en jóvenes con trastornos de la conducta alimentaria

Con motivo del Día Mundial de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria – que se celebra el 30 de noviembre -, el Hospital Universitari Sagrat Cor y la Fundación Affinity recuerdan la eficacia de iniciativas como ‘Miradas que curan’, un proyecto conjunto de terapia asistida con perros puesto en marcha por ambas entidades en 2021 y que tiene como objetivo ayudar a adolescentes y jóvenes adultos que sufren algún tipo de Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA).

“La terapia asistida con animales complementa de forma muy positiva el tratamiento terapéutico de los Trastornos de la Conducta Alimentaria”, señala Rocío Rosés, directora del Institut de Salut Mental del Hospital Universitari Sagrat Cor i Centre Mèdic l’Eixample Sagrat Cor. “En estos jóvenes, trabajar con perros facilita la expresión emocional, refuerza la autoestima y contribuye a disminuir la ansiedad y el aislamiento que suelen acompañar a la enfermedad”, sostiene Rosés.

La Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Universitari Sagrat Cor, que cuenta con un amplio equipo de profesionales sanitarios con experiencia en abordar trastornos relacionados con la alimentación y con otros problemas de salud mental, trabaja desde hace años con jóvenes que asisten al hospital para recibir un acompañamiento integral, nutricional, psicológico y psiquiátrico.

Una terapia pionera con un amplio impacto

El Hospital Universitari Sagrat Cor y la Fundación Affinity fueron pioneros a la hora de impulsar terapias donde los perros son incorporados como parte del tratamiento con el objetivo de promover la mejoría en el estado de ánimo de los pacientes y reducir su ansiedad y estrés. Hasta la fecha, más de 135 pacientes han participado en la iniciativa.

El programa tiene una duración anual y las sesiones, en las que se trabaja con un equipo formado por una técnica de terapias, una enfermera y uno o dos perros especialmente formados para intervenir en este tipo de terapias asistidas, se realizan una vez por semana. Normalmente, se trabaja en el Hospital de Día, aunque también se programan excursiones y paseos para exponer a los jóvenes a entornos más cotidianos. “Hemos ido a la playa con pacientes que tienen dificultades para exponerse a ese entorno, visitado un refugio para perros e incluso hemos trabajado con los propios perros de los pacientes y con sus familias”, destaca Rocío Rosés.

Durante las sesiones, se plantean diferentes actividades que buscan que el paciente pueda conectar con los profesionales y con el tratamiento, a la vez que pueda experimentar y enfrentarse a diferentes retos como establecer límites de una forma asertiva, sentirse válido, tener éxito, superar obstáculos, relajarse, expresar sus emociones o sentirse seguro. Además, también se trabajan habilidades para afrontar la frustración y gestionar el perfeccionismo, algo que acompaña a muchos pacientes de TCA.

“Estas intervenciones nos permiten observar mejoras reales en la regulación emocional, la autoestima y la adherencia al tratamiento. El perro actúa como un facilitador que rompe barreras, ayuda a conectar con las emociones y refuerza la motivación por la recuperación”, explica Maribel Vila, responsable de terapias de la Fundación Affinity.

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), una problemática creciente

Según datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), en España existen 400.000 casos de personas con TCA, de los cuales la inmensa mayoría son jóvenes, concretamente el 90% de los casos. Los últimos estudios realizados coinciden en que este tipo de conductas afectan alrededor del 4,1 – 4,5% de los adolescentes entre los 12 y los 21 años. En concreto, en las chicas entre 12 y 21 años, la anorexia se sitúa en torno al 0,3%, la bulimia en el 0,8% y el TCA no especificado en el 3,1%, de acuerdo con las cifras de la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB).

“Queremos que los pacientes participantes se centren en el aquí y ahora, evitando así que mientras hagan la actividad les dominen los pensamientos negativos. El perro es una figura segura para ellos ya que, mientras están con él, no se sienten juzgados. Esto permite crear una atmósfera de bienestar y tranquilidad que hace que se relajen y trabajen en un ambiente de confianza, sin miedo a lo que piensen los demás acerca de lo que están contando o haciendo”, asegura Maribel Vila.

Por su parte, Rocío Rosés, apunta a que “cada vez es más frecuente encontrar pacientes jóvenes que conviven con un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Esto nos obliga a ampliar nuestras herramientas terapéuticas. La intervención asistida con perros nos permite ofrecer un abordaje más humano, cercano y motivador, que complementa el tratamiento clínico y facilita la conexión emocional con los pacientes, mejorando el compromiso con el tratamiento”.

Consentimiento de Cookies con Real Cookie Banner