La doble desigualdad de las personas con obesidad y con menos recursos: convivir con la enfermedad y una mayor dificultad para acceder a la atención sanitaria

La obesidad afecta de forma desproporcionada a quienes disponen de menos recursos económicos, educativos o sociales. Además, estas desigualdades influyen, en gran medida, en diversos aspectos del abordaje de la obesidad como la calidad de la alimentación, la posibilidad de realizar actividad física, el acceso a información rigurosa y a la atención clínica. Por ello, este año la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) han querido visibilizar, en el marco del Día de la Lucha contra la Obesidad, una doble desigualdad que afecta a las personas con obesidad: convivir con una enfermedad crónica y, a su vez, enfrentarse a importantes barreras estructurales para prevenirla y tratarla.

En este sentido, la Dra. Irene Bretón, coordinadora del Área de Obesidad de la SEEN, apunta  la necesidad de implementar políticas alimentarias que faciliten el acceso asequible a alimentos saludables, proporcionar el acceso a un entorno urbano que favorezcan la actividad física y asegurar una atención sanitaria que garantice la detección precoz, la derivación a equipos multidisciplinares y el acceso a tratamientos eficaces teniendo en cuenta la perspectiva social y cultural para que las medidas lleguen realmente a quienes más lo necesitan. Asimismo, el Dr. Diego Bellido, presidente de la SEEDO, afirma que “la desigualdad no es una consecuencia, sino una parte del origen del problema, por lo que, si no se abordan los determinantes sociales, no se reducirá la prevalencia”“Así, las personas que más necesitan apoyo son, precisamente, quienes más complicado tienen recibirlo”, añade.

Por otra parte, la endocrinóloga resalta que “las personas con obesidad sufren un estigma injustificado, que se fundamenta en el desconocimiento y con un impacto negativo a nivel personal, social y laboral”.  Así, el Dr. Bellido asevera que “es necesario trabajar activamente para cambiar la forma en que se concibe la obesidad dentro y fuera del sistema sanitario”.

Además, la médico especialista en Endocrinología y Nutrición remarca que “es vital poner en marcha iniciativas informativas y formativas que tengan en cuenta la diversidad y los aspectos socioeconómicos y culturales que permitirán, en la medida de lo posible, acabar con estas diferencias y favorecer a las personas más desfavorecidas”.  El presidente de la SEEDO argumenta también que, cuando la obesidad ya está presente, las dificultades se multiplican: “Aquellos que viven en zonas rurales a menudo depende casi exclusivamente de la farmacia comunitaria como primer recurso sanitario, sin acceso fácil a especialistas o unidades multidisciplinares. Asimismo, aquellos con empleos precarios o con horarios difíciles tienen menos margen para recibir un seguimiento clínico o cambios de hábitos. Y, además, el estigma pesa más: muchas de estas personas retrasan la consulta porque temen ser juzgadas”.

La Dra. Bretón enfatiza también que, “en el tratamiento de la obesidad, es fundamental un abordaje clínico que incluya una evaluación integral y un tratamiento individualizado con la participación de un equipo multidisciplinar”. No obstante, la coordinadora del Área de Obesidad de la SEEN señala que “este abordaje está lejos de ser adecuado en la mayor parte de los entornos clínicos. Las personas con menos recursos tienen más dificultades para seguir una dieta saludable, hacer ejercicio físico, recibir la atención psicológica que precisan y recibir, cuando esté indicado, algunos tratamientos que, hasta el momento, no cuentan con financiación por parte del Sistema Nacional de Salud”.

La obesidad podría suponer 161.000 millones en 2030

Desde el punto de vista de la salud pública, la obesidad aumenta el riesgo de tener más de 200 enfermedades y afecta con especial intensidad a los grupos más vulnerables. En España, el coste de no actuar para acabar con la obesidad supera los 130.000 millones de euros al año y podría alcanzar los 161.000 millones en 2030. Asimismo, desde la SEEDO señalan que, cuando se consiguen reducciones de peso clínicamente relevantes, el beneficio para el sistema sanitario y para la sociedad es sustancial, alcanzándose un valor social estimado en 84.000 millones. A nivel internacional, la obesidad crecerá del 16% actual al 39% en 2040, con un aumento especialmente rápido en regiones de menor renta. “Ya no es una enfermedad concentrada en los países ricos, sino que está desplazándose hacia quienes tienen menos recursos para afrontarla. En la actualidad, el 6% de la carga global está en países más pobres y en 2040 será el 26%”, afirma el Dr. Bellido.

La SEEN participa en distintas acciones destinadas a mitigar estas diferencias. La Alianza de la Ciudades contra la Obesidad es un proyecto en el que la SEEN colabora estrechamente con los ayuntamientos en la lucha contra esta enfermedad. Asimismo, el Aula Virtual de la SEEN, una iniciativa que cuenta ya con más de 90.000 visitas, proporciona información a la ciudadanía y aborda distintos temas que ayudan a seguir un estilo de vida saludable y a mejorar la formación sobre aspectos concretos, como la lectura del etiquetado.

Desde la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) hacen hincapié en el papel clave de la Atención Primaria (AP) en el abordaje de las personas con obesidad. “Desde los centros de salud podemos prevenir y tratar precozmente esta patología y, en los casos que sean necesarios, acompañar y hacer un seguimiento continuado del paciente a largo plazo, lo que es esencial en una enfermedad crónica, compleja y multifactorial como la obesidad”, subraya la Dra. Anny Altagracia Romero Secin, coordinadora del Grupo de Trabajo de Nutrición de SEMERGEN.

En cuanto las dificultades que tienen las personas con menos recursos para acceder a la atención clínica y a los tratamientos, la facultativa sostiene que la desigualdad social es un determinante de salud importante a tener en cuenta. Por ello, la experta indica que hay muchos factores que contribuyen a esta desigualdad como un entorno en el que es más difícil mantener hábitos de vida saludables, con menos accesos a alimentos frescos, espacios inadecuados para realizar ejercicio físico, mayor exposición al estrés o turnos laborales que dificultan accesos a cuidados médicos etc.

Reforzar los servicios de Atención Primaria, esencial

La Dra. Altagracia Romero Secin insiste también en que es esencial el abordaje multidisciplinar para alcanzar resultados sostenibles en el tiempo y con un impacto real en la salud de las personas con obesidad: “Cada especialista tiene su papel y es fundamental que se maneje desde todos los ámbitos. Atención Primaria, junto con enfermería, nutricionistas y psicólogos, son clave en un primer nivel del abordaje de la obesidad y, en ocasiones más complejas asociadas a comorbilidades u obesidades mórbidas, requieren otras especialidades hospitalarias en su manejo”.

En relación a las medidas que deben llevar a cabo las instituciones, en palabras de la especialista, es crucial reforzar los servicios de Atención Primaria para que sea más asequible el abordaje holístico de la enfermedad, garantizar el acceso a tratamientos eficaces con programas estructurados para el seguimiento de estos pacientes, impulsar la educación sanitaria desde edades tempranas y crear entornos que faciliten hábitos saludables.

La importancia de reconocer la obesidad como una enfermedad crónica

Por su parte, Federico Luis Moya, presidente de la Asociación Nacional de Personas que viven Con Obesidad (ANPO), manifiesta que la principal dificultad que tienen las personas con obesidad es recibir un diagnóstico, “ya que la obesidad no está reconocida como una enfermedad crónica y multifactorial”. Para el presidente de ANPO, “este reconocimiento es fundamental para trabajar en la mejora de la accesibilidad a cualquier tratamiento terapéutico que pueda mejorar su calidad de vida”.

Además, Moya destaca la importancia de la adherencia al tratamiento: “en muchas ocasiones las personas con obesidad no conocen la complejidad de esta enfermedad, lo que dificulta que comprendan la necesidad de llevar a cabo un cambio en sus hábitos de vida y su alimentación”. Asimismo, desde ANPO inciden en la importancia de concienciar a la sociedad sobre la importancia de esta patología con el fin de acabar con el estigma que sufren las personas que la padecen. “Esta estigmatización principalmente está inducida por la errónea creencia de que las personas con obesidad deciden vivir con esta enfermedad”, remarca Moya.

Por su parte, Andoni Lorenzo, presidente del Foro Español del Paciente (FEP), subraya que “es importante desterrar el estigma que presenta la obesidad como un asunto estético, cuando se trata de un problema de salud. Es necesario avanzar en el diagnóstico precoz y en un abordaje integral que involucre a todos los agentes implicados”.

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