El 31% de los mayores de 65 años considera que la pérdida auditiva es una consecuencia de la edad con la que hay que convivir sin opción a tratamiento, según revela el Estudio Sociológico sobre Pérdida Auditiva en Mayores de 65 años realizado en España por MED-EL, líder en soluciones auditivas. “Los avances tecnológicos han mejorado notablemente la oferta de soluciones auditivas para las personas que tienen pérdida de audición. La tecnología de los implantes cocleares ha evolucionado rápidamente y permite que un número importante de personas mayores de 65 años cuyos audífonos ya no son capaces de aportar una amplificación suficiente puedan integrarse en el mundo sonoro gracias a un implante coclear. Los implantes cocleares son también la solución idónea para personas mayores de 65 años que se encuentran afectadas por una hipoacusia severa o profunda y que no tienen contraindicaciones para la cirugía”, indica el Dr. Serafín Sánchez, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla.
Pese a lo que aconsejan los expertos, el estudio revela que más del 45% de los mayores de 65 años en España no ha revisado nunca su audición, a pesar de que el 52% reconoce haber notado algún indicio de pérdida auditiva últimamente. El porcentaje sube según aumentamos en edad ya que, en el caso de los mayores de 75 años, hasta un 63,5% reconoce que ha aumentado la dificultad para oír correctamente.
La autopercepción de la pérdida auditiva
“Muchas personas mayores consideran que su pérdida progresiva de la audición forma parte del envejecimiento y no les llama la atención y no buscan ayuda médica. Suelen ser casos en los que quienes mejor advierten la pérdida auditiva son sus allegados, al apreciar que no son capaces de seguir las conversaciones, cómo ponen el volumen de la televisión muy alto, cómo se aíslan, cómo se van retrayendo de salir a la calle y de relacionarse socialmente”, advierte el especialista.
En cifras, según la investigación sociológica:
• El 65,3% de los mayores ha detectado que ha tenido que subir el volumen de la televisión o la radio.
• Más del 50% necesita que le repitan alguna información con frecuencia.
• El 37,5% percibe que se cansa o estresa cuando tiene que concentrarse mientras escucha.
• Cerca de un 24% se ha sentido incapaz de identificar la dirección de dónde viene el ruido.
• Un 22,5% tiene dificultad para seguir una conversación con ruido de fondo (en entornos ruidosos).
En palabras del Dr. Sánchez: “Son también frecuentes los casos en los que después de una vida de audición útil notan de pronto que no pueden entender bien las conversaciones y que los sitios ruidosos les resultan hostiles porque no se enteran de nada. En algunos casos, se trata de personas mayores que han utilizado un audífono durante un tiempo y que llega un momento en el que este no les proporciona la amplificación que necesitan y dejan de utilizarlo. En todos estos casos se debe acudir al especialista, quien valorará mediante unas pruebas audiológicas su nivel de audición y podrá aconsejarle la mejor opción para recuperar la audición perdida”.
En las personas mayores, tanto la demencia como la pérdida de audición están estrechamente vinculadas y, en muchos casos, se asocian a depresión y mortalidad. Sin embargo, solo un 11,6% de los mayores sabe que existen dispositivos, como los implantes cocleares, que pueden atajar la pérdida auditiva cuando el audífono no es una solución para ellos.
Aislamiento social, depresión y demencia: la otra cara de la pérdida auditiva no tratada
A la hora de valorar las posibles consecuencias que puede tener la pérdida auditiva no tratada, más del 56% de los españoles mayores de 65 años reconoce el aislamiento social como el principal efecto sobre su calidad de vida. Sin embargo, solo un 19% la relaciona con dependencia, un 11,5% con depresión y un 6% con demencia. “Los otorrinolaringólogos somos muy conscientes del impacto no auditivo de la hipoacusia, además de su conocido impacto en la comunicación. Pero al mismo tiempo también reconocemos el profundo desconocimiento que existe, no solo entre la población, sino entre los propios profesionales sanitarios sobre la repercusión de una hipoacusia no tratada en la aparición de depresión y deterioro cognitivo. Consideramos que es prioritario llevar a cabo campañas de información sobre la población que les permitan concienciarse de la necesidad de buscar una solución a su pérdida de audición para evitar las relevantes consecuencias que esta puede conllevar. Y también se precisan actuaciones formativas sobre los propios profesionales sanitarios para que conozcan las diversas opciones de tratamiento de la hipoacusia y su impacto en la depresión y el deterioro cognitivo en las personas mayores y asuman su papel protagonista en ofrecérselas a sus pacientes para evitarlo”, explica el doctor.
De hecho, según la Comisión Internacional The Lancet sobre Prevención, Intervención y Cuidados de la Demencia, la pérdida auditiva es el principal factor de riesgo para desarrollar demencia a partir de la mediana edad, incluso a partir de los 40 años.
La pérdida auditiva no tratada puede tener importantes consecuencias en la calidad de vida de los mayores. Según el estudio realizado por MED-EL, entre las actividades diarias de los mayores de 65 años en España, el 55% de los encuestados mantiene una vida social activa con reuniones y encuentros habituales con amigos y familiares; más del 46% reconoce cuidar con frecuencia a sus nietos u otros familiares, y casi un 40% realiza deporte o ejercicio. “Todas las organizaciones sanitarias internacionales ya son conscientes que un envejecimiento saludable debe basarse en un envejecimiento activo, promoviendo actividades que favorezcan la movilidad, disfrutar de la naturaleza, la alimentación sana y el contacto social. Este envejecimiento activo no puede alcanzarse por muchas personas mayores que únicamente tienen una hipoacusia que no se ha tratado y que no salen de su casa, no se relacionan, pierden la autoestima y se deprimen. Estas mismas organizaciones ya incluyen el tratamiento de la hipoacusia como uno de los factores más importantes que pueden facilitar las actividades saludables de esas personas mayores hipoacúsicas que gozan, por lo demás, de una buena salud”, subraya esperanzado el experto.