La Navidad ha terminado y con ella los banquetes, comilonas y empachos. Unos excesos navideños que, a la hora de volver a la rutina, a menudo pasan factura. Para evitarlo, Leila Pérez Venturino, nutricionista del Hospital Vithas Vitoria, nos da 7 claves que pueden ayudarnos.
Aunque, lo primero de todo, la experta recomienda huir de fórmulas mágicas, dietas milagro o ayunos. “No necesitas pasar hambre o sucumbir al bombardeo de dietas que aparecen en esta época del año”, recalca. Y advierte de que hacerlo puede ser “contraproducente” y marcar “el comienzo de una mala relación con la comida”.
También conviene tener en cuenta que, en ocasiones, ingerir tanta cantidad de comida, más que empacho, puede hacer sentir el estómago más grande, lo que complica volver a las raciones más reducidas.
En esa situación, la nutricionista de Vithas Vitoria asegura que, aunque se requerirá “un plus de esfuerzo” para recuperar la normalidad, “solo serán unos días, siempre que ya se tengan unos buenos hábitos”.
En cualquier caso, estas son 7 claves que la Dra. Pérez recomienda para dar tregua al sistema digestivo:
· Revisar las sobras y realizar una lista de la compra es el primer paso, el más básico, porque la comida empieza por la compra. Por eso es recomendable organizar las sobras de estos días, viendo qué se puede aprovechar, congelar, repartir o guardar para otro momento. Y, en función de eso, hacer una lista de la compra de forma consciente.
· Recuperar los horarios de las comidas es de gran ayuda volver a los horarios y rutinas habituales. Es recomendable cenar pronto y/o retrasar el desayuno, para realizar un ayuno fisiológico adecuado. Lo ideal es que pasen unas 12 horas. Eso facilita los procesos digestivos naturales del organismo, para que todo vuelva a funcionar de forma correcta.
· Platos nutritivos y más ligeros: dejar los dulces, embutidos, ultraprocesados y bebidas alcohólicas. Y, en su lugar, introducir productos frescos de temporada, aumentando el consumo de alimentos de origen vegetal. Es el caso de verduras, hortalizas, frutas, cereales integrales o granos enteros. El objetivo es disminuir la proteína de origen animal y aumentar la de origen vegetal, como las legumbres.
· Número de comidas: no hay una cifra ideal para todos. Lo recomendable es que cada persona se organice en función de sus necesidades y gustos para encontrar el número que más le beneficie y con el que se sienta a gusto. Quizás está bien con una distribución de 3, 4 o 5 comidas más pequeñas, pero es algo que debe ser personalizado.
· Técnicas culinarias: dar prioridad a las cocciones sencillas, que no requieran de una gran adición de grasa. Y decantarse por el aceite de oliva.
· Alimentación consciente: comer de forma ordenada, sin actividades paralelas y, sobre todo, masticando bien. Si hay tentación de picar entre horas, conviene revisar cuál puede ser el detonante para buscar una solución correcta. Puede ayudar postergar el impulso, tener opciones saludables, generar un ambiente seguro en casa, respetar los horarios de comidas o incluir técnicas de gestión del estrés, entre otras cosas.
· No obsesionarse: no hay fórmulas mágicas, lo mejor es tener un poco de paciencia y cuidarse desde la amabilidad y constancia, no de cualquier manera, y sin caer en la trampa de propósitos efímeros. Pasos pequeños para lograr objetivos más grandes y que así la motivación se mantenga fuerte.
Aunque la alimentación es muy importante, la nutricionista de Vithas Vitoria recuerda que es una “pieza más de un puzle que conforma nuestro bienestar”.
Por eso lo principal es “cuidarnos de forma integral, no solo prestando atención a la alimentación”. Porque la actividad física, el descanso y la gestión del estrés, entre otros, “nos ayudarán a cultivar buenos hábitos y a empezar el año poniendo lo mejor de nuestra parte”.
No obstante, en caso de no ser suficiente, siempre se puede acudir a una consulta para solicitar ayuda profesional.