Una nueva guía muestra cómo la alimentación en la infancia sustenta la salud del adulto hasta la vejez 

Un 45% de las defunciones de niños en el mundo se asocia a la desnutrición según la Organización Mundial de la Salud. Los dos primeros años de vida de estos pequeños son especialmente importantes, puesto que la nutrición óptima durante este periodo reduce la morbilidad y la mortalidad, así como el riesgo de enfermedades crónicas, y mejora el desarrollo general.

Para apoyar a las enfermeras y enfermeros generalistas y especialistas en su práctica asistencial, el Consejo General de Enfermería -a través de su Instituto de Investigación y con la colaboración de Nestlé ha publicado la Guía de Recomendaciones Prácticas en Enfermería de Nutrición en el Niño Sano elaborada por profesionales de enfermería expertas en este ámbito.

“Las enfermeras, como profesionales sanitarios de referencia en el ámbito comunitario, pediátrico y escolar tienen una posición privilegiada para promover hábitos alimentarios saludables desde las primeras etapas de la vida”, expone Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. “Recordemos que la salud infantil constituye uno de los pilares fundamentales sobre los que se construye el bienestar presente y futuro de nuestra sociedad”, añade.

En esta publicación se abordan cuestiones tan relevantes como la lactancia materna, la alimentación complementaria en la infancia, la dieta del niño a partir de un año, hábitos saludables y las alergias e intolerancias.

“Con esta guía, creada por y para la enfermería, queremos ofrecer un recurso práctico, útil y con información actualizada, basada en la evidencia científica, para ayudar a los profesionales a orientar a las familias y asegurar que las futuras generaciones reciben la nutrición adecuada en las etapas cruciales de su desarrollo”, explica Marisa Vidal, directora científica y de relaciones con profesionales de la salud de Nestlé Nutrición en España. “En Nestlé, como expertos en nutrición infantil desde hace más de 150 años, sabemos la importancia de una nutrición adecuada en etapas críticas para el desarrollo, desde el nacimiento hasta los 3 años de vida de los pequeños”, concluye.

Lactancia materna

Una mala alimentación durante las primeras etapas del ciclo de vida puede suponer daños irreversibles en el crecimiento físico y el desarrollo del cerebro. La lactancia materna durante los primeros seis meses de vida aporta muchos beneficios tanto al niño como a la madre. Entre ellos destaca la protección frente a infecciones gastrointestinales, que se observa no sólo en los países en desarrollo, sino también en países industrializados.

Obesidad infantil

A medida que los niños crecen, su exposición a los alimentos poco saludables es alarmante, debido en gran medida a la publicidad y la comercialización inapropiadas, a la gran cantidad de alimentos de baja calidad nutricional tanto en ciudades como en zonas remotas, y al aumento del acceso a la comida rápida.

La obesidad infantil es uno de los principales problemas de salud pública a nivel internacional y se asocia, junto con el sobrepeso, con numerosos problemas de salud, tanto en la infancia como en la edad adulta. Su prevalencia es tan elevada que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha declarado como uno de los mayores retos en salud del siglo XXI y, como tal, conlleva altos costes individuales, sociales y económicos con implicaciones a corto, medio y largo plazo. Esta situación es especialmente acusada en hogares con rentas bajas. Para estos niños, niñas y adolescentes, crecer de forma saludable es aún más complicado, teniendo el doble de posibilidades de desarrollar obesidad debido a una exposición diferencial a los determinantes sociales de la obesidad.

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