Una revisión de estudiosrealizada por la Fundación SOS Lyme ha revelado que una parte de pacientes diagnosticados con enfermedades reumáticas, como fibromialgia y artritis reumatoide, son casos de Lyme no diagnosticados. “Una de las razones es la similitud de síntomas inespecíficos, como el dolor y la fatiga, que hacen que muchos pacientes de Lyme estén sin diagnosticar o lo están de forma incompleta”, explica el doctor Mariano Bueno, presidente de la Fundación SOS Lyme y director médico de Biosalud Day Hospital. Además, añade, “hemos comprobado, en análisis propios y en nuestra revisión de estudios, que muchos marcadores biológicos de estas enfermedades autoinmunes coinciden con las de la enfermedad de Lyme crónica, y si no se hacen pruebas específicas adecuadas los pacientes solo reciben tratamiento para el dolor y la inflamación y no para la enfermedad de Lyme”.
Así, una investigación italiana publicada este año en Diagnostics revela que “los síntomas informados por los pacientes, típicos de la fibromialgia, como la fatiga, la disfunción cognitiva y el dolor musculoesquelético, se informan en todas las fases de la enfermedad de Lyme no tratada”. Una revisión de estudios anterior halló que entre la enfermedad de Lyme no tratada y el síndrome de fatiga crónica había cuatro síntomas principales que eran idénticos: “el deterioro sustancial del nivel de actividad y la fatiga durante más de 6 meses, malestar posterior al esfuerzo y sueño no reparador”.
Investigaciones recientes han encontrado también una relación e incluso similitud entre indicadores biológicos de la enfermedad de Lyme con algunas enfermedades reumáticas o inflamatorias como la artritis, la fibromialgia y la fatiga crónica, según el doctor Mariano Bueno, lo que implica que “los análisis convencionales con frecuencia dan falsos negativos y puedan hacer pasar la enfermedad de Lyme por otra patología que, además, tiene síntomas similares. Por eso se le llama la gran imitadora”. Un estudio canadiense publicado en PloS One entre pacientes con enfermedades inflamatorias cuyos síntomas se parecían a los de la enfermedad de Lyme comprobó que tenían marcadores similares. En concreto afirman que “nuestros hallazgos respaldan las observaciones previas de la superposición fenotípica entre la enfermedad de Lyme y otras enfermedades”. La más frecuente era la fibromialgia. Otra investigación del pasado año publicada en Current Reumathology Review mostró una asociación entre unos marcadores vinculados a la fibromialgia, los anticuerpos antinucleares, con los linfocitos T específicos de Borrelia, la familia principal de bacterias causantes de la enfermedad de Lyme.
La enfermedad de Lyme es una patología multiinfecciosa y multiorgánica que se transmite a través de la picadura de garrapatas, mosquitos, pulgas, chinches, arañas u otros insectos infectados por la bacteria Borrelia burgdorferi y sus coinfecciones. Si no se aplican las medidas de contención temprana puede derivar en un Lyme crónico y grave, que puede causar incluso la muerte. Los principales síntomas de la enfermedad de Lyme son el eritema, migraña, dolor de cabeza, de cuello y de garganta, otros dolores en músculos y articulaciones, fiebre y escalofríos, fatiga y pérdida de apetito, inflamación de las glándulas, niebla mental, problemas neurológicos y cardiacos, trastorno en la vista y molestias hepáticas.
El Lyme se puede curar
Una vez confirmado el diagnóstico clínico de Lyme y realizados los análisis de sangre específicos (Lymecheck y Lymeplex), “es importante aplicar un tratamiento lo antes posible para que la enfermedad no avance y destruya o debilite el sistema inmune”, según el doctor Bueno. A su juicio, “la enfermedad de Lyme se puede llegar a curar si se actúa a tiempo, pero es un proceso largo y complejo ya que si ha avanzado lo suficiente puede haber dañado todo el organismo. Requiere muchas veces técnicas muy tecnológicas para curarse”. Para ello, se utilizan opciones diferentes desde antibióticos hasta procedimientos muy avanzados, como la INUSpheresis, o aféresis terapéutica con doble filtración de plasma, “que elimina las toxinas, citoquinas inflamatorias y proteínas dañinas de la sangre a través de un sofisticado sistema de filtrado del plasma sanguíneo”, añade. Este procedimiento ya ha demostrado su eficacia en otras patologías como el Covid persistente, según un estudio reciente.
Según el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, el número de hospitalizaciones por la enfermedad de Lyme se ha multiplicado por tres en España entre 2005 y 2019. El principal vector de transmisión son las garrapatas, que se han multiplicado con el calentamiento global, y que pueden habitar parques, jardines y bosques y morder tanto a los seres humanos como a los animales de compañía. Por ese motivo, desde SOS Lyme, en colaboración con la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y otras organizaciones sanitarias han lanzado una campaña de prevención y concienciación sobre estos insectos, SOS Garrapatas. El objetivo es educar sobre las medidas preventivas y aumentar la sensibilización ante los síntomas de alarma que indican una posible mordedura.