El incremento en la esperanza de vida entre la población española, unido a otros factores como los avances en la medicina y la atención sanitaria, está contribuyendo a la cronificación de diversas enfermedades y a la aparición de comorbilidades y otras amenazas emergentes para la salud pública. Por ello y, ante la elevada prevalencia de las enfermedades no transmisibles (ENT) de alto impacto, es necesario una mayor adaptación y coordinación de las políticas sanitarias a todos los niveles. Es una de las principales conclusiones del informe “Desafíos emergentes para la salud pública: las enfermedades no transmisibles”, presentado este jueves por la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) y el Observatorio Economía y Salud del Centro de Estudios de Políticas Públicas y Gobierno (CEPPyG) de la Universidad de Alcalá, con la colaboración de Boehringer Ingelheim España.
La amenaza global de la Covid-19 focalizó las políticas sanitarias en salud pública hacia la prevención y respuesta frente a las enfermedades transmisibles, robusteciendo así la capacidad de los diferentes sistemas de salud para prever con mayor anticipación brotes de enfermedades infecciosas y amenazas relacionadas. Sin embargo, la mortalidad asociada a las enfermedades no transmisibles (ENT) —patologías cardiovasculares, renales o metabólicas (CRM), patologías de salud mental u obesidad—, responsables del 74% de los fallecimientos a nivel mundial según la OMS1, hace también necesaria la adopción de nuevos mecanismos que les doten de una respuesta adecuada.
“La agudización en los últimos años de las ENT implica impulsar una transformación en términos organizativos, culturales y tecnológicos de los sistemas de salud y la cooperación entre los diferentes agentes sociosanitarios, especialmente debido al alto impacto en la calidad de vida de los afectados y los elevados costes para las Administraciones públicas” —ha destacado durante la presentación del documento el Dr. Jesús María Fernández, fundador y CEO de Hiris Innovation Technologies—. “En este sentido, en las últimas décadas han surgido importantes desafíos que han modificado los paradigmas existentes en salud pública, como la globalización, el envejecimiento progresivo de la población, los retos medioambientales, las grandes diferencias socioeconómicas entre territorios o los hábitos de vida sedentarios e individualistas, con su consecuente impacto en la salud de la población”, ha añadido.
Salud pública y administración
El informe del Observatorio Economía y Salud apunta a los Ayuntamientos españoles como nivel administrativo clave en el diseño y desarrollo de políticas de salud pública, debido a sus conocimientos directos sobre las necesidades concretas de la población. Actualmente, y salvo el caso de grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla, la actividad municipal en esta materia se limita a las funciones propias de higiene y salubridad. El documento presentado este jueves aboga, asimismo, por la coordinación y retroalimentación de todos los niveles administrativos, bajo el paraguas común definido por la Unión Europea, para alcanzar resultados significativos y equitativos en la protección y mejora de la salud pública gracias a las nuevas herramientas disponibles.
“Cuando hablamos de salud pública estamos hablando de políticas de movilidad, de juventud, o envejecimiento saludable. De políticas que son transversales y en las que todas las Administraciones tienen competencias y responsabilidades. Por ese motivo, es preciso que exista un mecanismo de coordinación entre las diferentes Administraciones que se apoye en las ventajas que ofrecen las herramientas digitales para la recogida y compartición de los datos sanitarios”, ha señalado la Dra. María Dolores Rubio, especialista en Medicina de la Actividad Física y el Deporte, y ex directora general de Salud Pública del Gobierno de La Rioja y de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
En la misma línea, Juan Mayol, responsable de Public & Government Affairs de Boehringer Ingelheim España, ha asegurado que este cambio sólo se puede producir mediante la colaboración entre Administraciones Públicas, profesionales sanitarios, pacientes, industria farmacéutica y demás agentes involucrados en el proceso. “Debemos trabajar de forma cohesionada y alineada para garantizar la salud de los ciudadanos de la mano, de un modo transversal y facilitar el diseño de políticas sanitarias que permitan dar una respuesta sólida a los desafíos presentes y futuros en el ámbito de las enfermedades no transmisibles”, ha afirmado.
10 propuestas para abordar las ENTEn este informe del Observatorio Economía y Salud, un grupo de expertos ha recogido, desde un punto de vista multidisciplinar, un total de diez propuestas encaminadas a perfeccionar el abordaje de las enfermedades no transmisibles.
Las recomendaciones recogidas en el informe son:
- Adaptar y coordinar los sistemas sanitarios en todos sus niveles (europeo, nacional, autonómico y municipal) y adoptar políticas en salud pública dirigidas tanto al abordaje integral y multisectorial de la enfermedad como al refuerzo de la prevención y promoción de la salud, así como al fomento del autocuidado en colaboración con las asociaciones de pacientes.
- Reforzar, junto a las enfermedades infecciosas y transmisibles, las políticas y acciones dirigidas a los desafíos emergentes como las resistencias antimicrobianas, las enfermedades no transmisibles —cáncer, salud mental, enfermedades cardio-renal-metabólicas— o las adicciones.
- Realizar una reestructuración del modelo de salud pública
,con un enfoque transversal y con conciencia del impacto de la huella medio ambiental en la salud de la población. - Fortalecer y adaptar la Atención Primaria a la realidad de hoy, dotándola de herramientas digitales, así como reforzando y coordinando la acción de sus profesionales y poniendo en valor a los nuevos perfiles profesionales que acompañan al paciente.
- Potenciar la entrada y uso de nuevas técnicas de cribado y diagnóstico para mejorar la prevención y detección precoz de posibles desafíos para la salud pública; técnicas que deberían reforzarse con la ayuda de la Inteligencia Artificial y un espacio de datos sanitarios interoperable que permita aumentar la capacidad y la coordinación de todos los agentes socio-sanitarios y la mejora de la toma de decisiones.
- Potenciar las campañas de sensibilización al paciente sobre la responsabilidad en su propia salud e implicarle en las políticas sanitarias.
- Realizar las modificaciones legislativas necesarias para contar con instrumentos de control, gestión y de aportación de datos como la Agencia Estatal de Salud Pública o la Red de Vigilancia en Salud Pública.
- Desarrollar más leyes de salud pública de ámbito autonómico que impulsen la gestión de políticas específicas para estos territorios, prestando una especial atención a la importancia de los municipios. En estas políticas debería contarse con la colaboración de las oficinas de farmacia, así como las asociaciones de pacientes y otras entidades sin ánimo de lucro que trabajan en materia de Salud Pública.
- Seguir impulsando el proceso de digitalización de la salud en el que está inmersa la Unión Europea para dar soporte a las políticas en salud pública y facilitar la información y el contacto con el ciudadano.
- Estas recomendaciones no podrán llevarse a cabo con éxito si no se ve como un mandato en favor del progreso, con concienciación y voluntad política de fijar objetivos y aumentar las partidas presupuestarias dirigidas a la salud pública, considerándose ese aumento presupuestario no como un gasto sino como una inversión a medio y largo plazo por el bien común.
- El informe “Desafíos emergentes para la salud pública: las enfermedades no transmisibles” se ha elaborado a partir del trabajo de un grupo de expertos compuesto por el Dr. Jesús María Fernández, fundador y CEO de Hiris Innovation Technologies; la Dra. María Dolores Rubio y Lleonart, especialista en Medicina de la Actividad Física y el Deporte, y ex directora general de Salud Pública del Gobierno de La Rioja y de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha; y D. José Manuel Baltar, consultor y exconsejero de Sanidad del Gobierno de Canarias. Todos ellos, miembros también del Observatorio Economía y Salud.